Para personajes
singulares, Kant, éste filósofo nacido en la antigua Prusia, no destacó jamás
por su físico, pero fue un gran filósofo aunque también actuaba de
manera extraña en momentos de la vida cotidiana.
La puntualidad era una de sus
grandes manías, ésta llegaba a ser tan grande, que incluso no aceptaba retrasos
de más de dos minutos escasos. Si el invitado a la comida, no había llegado en
el momento acordado, éste no tardaba en devorar el plato así como de echar su
respectiva siesta.
También curioso lo que hacía en los días impares de los meses pares
(es decir, los días 1, 3,5,… de Febrero, Abril,…), dónde colocaba un palo
rasgado en la puerta de su casa. Ésta tradición, cuyo motivo se desconoce, fue
puesta en práctica desde la infancia hasta la muerte de Kant, sin que hubiera
ninguna excepción ningún día, así como su paseo de tarde, donde el filósofo,
con una puntualidad más exacta que un reloj suizo, trazaba un paseo que siempre
era el mismo recorrido y a la misma hora, sin ninguna excepción, excepto los 16
de Marzo, fecha de la muerte de su madre.
Fuentes: Páginas varias.
Fuentes: Páginas varias.
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