Chihiro es una niña malcriada que se pone furiosa cuando sus padres deciden mudarse, durante el camino a su nueva casa, los padres se equivocan de ruta y cruzan un puente que da a un lugar encantado en el que se encuentra un banquete, sus padres empiezan a devorar la comida, y ella ve como se convierten en cerdo. Para salvarlos se pone a trabajar y asumir las funciones de adulto para una hechicera llamada Yubaba, ésta la hace firmar un contrato que la obliga a cambiar de nombre por el de “Zen”. Ella solo revela su verdadero nombre a personas que considera de confianza .
Ésta atípica manera de enfocar la historia de Chihiro se puede relacionar con la filosofía de Wittgenstein, en el que llama los juegos del lenguaje. Para Wittgenstein, la racionalidad que puede haber en el lenguaje conlleva mil juegos y contextos distintos, con reglas diferentes para cada uno. Cualquier significado y cualquier sentido que emane del lenguaje siempre es relativo, lo demás son tan sólo fantasmas.
La película busca encontrar una relación entre el ser y el nombrar: "ser es ser nombrado" pareciese ser la máxima de la película. Sin nombre, los seres de la posada estarían condenados al anonimato, a ser unos "sin cara", a no existir. En la película hay una gran diferencia al nombre adquirido por Yubaba y el nombre real, su nombre real representan una parte más moral de la historia.